Paradójicamente.




Me abrumo desde mi ventana
al ver al “impío prosperar”
en el vaivén vanaglorioso de sus triunfos.

Pero es ahí cuando resurge mi esperanza intangible,
las que no muchos ven y pocos esperan.
Es absurda para los ciegos
pero la única salida donde empieza
la entrada a la verdadera felicidad.

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