Se dice que en la historia no ha existido una generación tan ignorante de la Palabra de Dios como la actual. Se menciona como una de las razones: la cultura popular y urbana, que embarga y guía a los jóvenes llevándolos a falsos prototipos de vida en vez de encontrar el verdadero manual “La Santa Biblia” que lleva a la vida y vida en abundancia.
Sabemos que las consecuencias del desconocimiento de la Palabra de Dios son devastadoras, no sólo para la Iglesia (los nacidos de nuevo) sino también para toda la sociedad.
Sé que estarán de acuerdo y consiente de todo esto pero cabe anexar que no solo hay un analfabetismo bíblico donde se toma la labor de la enseñanza como algo secundario sino también unainmoralidad bíblica donde se enseña evangelio de hombre con propósitos de hombres, totalmente “pervertido”. Ya lo decía el apóstol Pablo dirigiéndose a las iglesias de Galacia…!
En fin, las congregaciones cristianas han infiltrado en sus estudios bíblicos libros de autoría humana que dicen tener la revelación divina para cada circunstancia de la vida (según el cliente…). Vemos enseñar sobre finanzas en base a libros que dan la clave del éxito, o la mejor forma de aumentar la membresía, entre otros... Enseñanzas que transforman al final el evangelio en sesiones de psicología y motivación personal....
¿Qué podemos esperar entonces?
Respuesta: Jóvenes con una desnutrición espiritual avanzada.
Los Jóvenes están siendo alimentados de comida chatarra, desconocen el verdadero alimento simplemente porque no se les da. Ahora bien, no podemos señalar solo a hacia una dirección, en parte el pueblo de Dios que ha sido redargüido en este contexto no ha tomado las suficientes acciones para ello (me incluyo); pienso que es un buen momento para reflexionar y empezar a movernos en la verdad sin temor alguno, es tiempo de vivir lo absoluto de Dios, dejando atrás el relativismo del hombre. Es tiempo de despertar.
“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. (Oseas 4:6)
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría”. (Colosenses 3:16a)
Dios te bendiga...
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